MIGUEL GANE
En el año 1974, la artista serbia Marina Abramovic colocó alrededor de su cuerpo setenta y dos objetos divididos en dos categorías: objetos de placer y objetos de dolor. Luego invitó al público a que los usase sobre su cuerpo, transformándose, de esta manera, en otro objeto más. El fin era observar el comportamiento humano ante la indefensión. Cuentan que Abramovi# estuvo a punto de perder la vida. Al fin y al cabo, lo fácil siempre fue hacer daño. Al fin y al cabo, lo difícil siempre es amar. Decir puedes hacerme lo que quieras es una invitación al daño, pero también es un gesto de confianza ciega, es decir, de entrega.