COETZEE, J.M.
Un día el Imperio decidió que los bárbaros eran una amenaza para su integridad. Primero llegaron al pueblo fronterizo policías, que detuvieron sobre todo a quienes no eran bárbaros pero sí diferentes. Torturaron y asesinaron. Después llegaron los militares. Muchos. Preparados para realizar heroicas campañas militares.
El viejo magistrado del lugar trató de hacerles ver con sensatez que los bárbaros habían estado desde siempre allí y nunca habían sido un peligro, que eran nómadas y no se les podía vencer en batallas campales, que las opiniones que tenían sobre ellos eran absurdas... Vano intento. El magistrado solo logró la prisión y el pueblo, que había aclamado a los militares cuando llegaron, su ruina.
Reseñas:
«Uno de los mejores y más perdurables premios Nobel de Literatura que se han concedido en las últimas décadas.»
Mercedes Monmany, ABC
«... para Coetzee, en la Sudáfrica del apartheid decir la verdad era imposible, y narrar ficciones rozaba la frivolidad...»
Juan Villoro