DICKINSON, EMILY
Lejos de ser un mero complemento, las cartas de Emily Dickinson constituyen una parte esencial de su universo poético. La belleza de sus poemas se encuentra también en estos textos, a medio camino entre la poesía, la confesión y el diario íntimo.
De las más de mil cartas que Emily Dickinson escribió a lo largo de su confinada aunque intensísima vida, Nicole d'Amonville ha seleccionado, anotado y traducido, con excelente criterio, fino oído y sabiduría, su personal canon, como ya hiciera con los poemas. El resultado es la edición más rigurosa y ambiciosa que se ha hecho en castellano del epistolario de la gran poeta norteamericana, una de las escritoras más extraordinarias y enigmáticas de todos los tiempos.
«Leyéndola se tiene la sensación de estar ante alguien a quien nada pasaba inadvertido. Nada ni nadie».
Javier Rodríguez Marcos, El País
«Un patrimonio documental decisivo. [...] De manera inesperada y conmovedora, y con absoluta justicia poética, Emily Dickinson empieza a disfrutar del único éxito que le había interesado: el de la posteridad».
Alfredo Asensi, El Cultural
«No hay, que yo sepa, una vida más apasionada y solitaria que la de esa mujer. Prefirió soñar el amor y acaso imaginarlo y temerlo. En su recluida aldea de Amherst buscó la reclusión de su casa y, en su casa, la reclusión del color blanco y la de no dejarse ver por los pocos amigos que recibía. Además de la escritura fugaz de cosas inmortales, profesó el hábito de la lenta lectura y la reflexión.»
Jorge Luis Borges
«Una completa selección de misivas, y a su vez testimonial repaso por la vida y obra de un personaje que practicó la poesía como la condición más elevada del ser humano, punto de (resbaladiza) unión entre el misticismo y la verdad.»
ABC Cultura
«Las cartas de Dickinson son la única prosa que escribió, y constituyen un intrigante complemento de su velado y a menudo misterioso verso.»
David O'Neill, The Paris Review
«Su originalidad no ha sido igualada ni siquiera por la fuerza de sus descendientes poéticos: Wallace Stevens, Harr Crane, Elisabeth Bishop. Su canonicidad surge de su lograda extrañeza, de su misteriosa relación con la tradición.»
Harold Bloom
«En un poema de Emily Dickinson hay ese hechizo que nos devuelve al mundo perdido de los encantamientos verbales y las canciones de cuna, a los miedos y las maravillas secretas de la infancia.»
Antonio Muñoz Molina