BORGES, JORGE LUIS / BIOY CASARES, ADOLFO
Borges y Bioy Casares compartieron cincuenta años de amistad literaria, buena parte de los cuales los pasaron encerrados, escribiendo juntos. Eran el mismo otro: un tercer escritor, inasimilable a uno tanto como al otro, profundamente excéntrico. De ahí que Bustos Domecq y Suárez Lynch -los alias con que formalizan la existencia del Tercer Escritor- sean algo más que seudónimos. Son escritores de derecho, tan autores como los autores que los inventaron. En ese otro llamado Bustos Domecq o Suárez Lynch descubrieron la posibilidad prematura, y por eso doblemente fascinante, de esa experiencia de balbuceo, inestabilidad y desequilibrio que Adorno llamó "estilo tardío", y que los artistas, según él, sólo alcanzaban una vez que eran dueños absolutos de sus medios artísticos. El estilo tardío es el malestar hecho estilo, una suerte de implosión que sacude la obra y la vuelve contra sí misma, al precio incluso de liquidarla. Esa obra maestra enferma, irreconocible para sí misma, Adorno decía que sólo podía aparecer al final de algo. Con la obra del Tercer Escritor, Borges y Bioy demostraron que también podía aparecer en el medio, en una zona de pasaje, que la pasión política podía ser su motor activo, el chiste al cuadrado su lógica de vértigo y la risa su signo, su huella digital y su música.
Del prólogo de Alan Pauls
La crítica ha dicho:
«La suya fue una escritura monstruosa por poco frecuente y por desatada, y su producto, los hijos de la imaginación de ese escritor que algunos llaman Biorges, monstruosos. [...] Borges más Bioy es deliciosamente barroco, y a menudo los argumentos yacen bajo una acumulación ingente de chistes públicos y privados, eufemismos torpes y travestismo lingüístico que los hacen incomprensibles».
Patricio Pron, La Vanguardia
«Dos grandes de la literatura en español regresan con su obra cómplice y conjunta, una sinergia creadora nunca igualada. [...] Una lectura fulgurante».
Santiago Ortiz Lerín, La Opinión de Málaga
«Eran el mismo otro: un tercer escritor, inasimilable a uno tanto como al otro, profundamente excéntrico. De ahí que Bustos Domecq y Suárez Lynch sean algo más que seudónimos. Son escritores de derecho, tan autores como los autores que los inventaron».
Alan Pauls
«Empezamos a escribir de un modo que no se parecía ni a Bioy ni a Borges. Creamos de algún modo entre los dos un tercer personaje [...]. Ese personaje existe, de algún modo. Pero sólo existe cuando estamos conversando».
Jorge Luis Borges
«Borges yBioy Casares: la fiesta de dos monstruos. [...] No hay entretenimiento comparable al de descubrirlos».
Luis Chitarroni, Clarín